Igual que le sucedió a Jiménez
Sánchez me sorprende su canto en uno de mis paseos por esa zona de Vegueta que
aún guarda algo de vegetación arbórea, al final de la calle Juan de Quesada.
Los que en estos días quieran darse una vuelta
disfrutaran del canto del capirote, tan raro ya de escuchar hasta en nuestros
campos.
Protegido por el Catálogo de
Especies de Canarias, ya no se volverán a ver aquellas jaulas como las que se
acumulan en esta azotea que sirvieron antaño para criar y escuchar al sonoro capirote.