Un mes más tarde.
Aquí vienen las raicillas de la penca de Epiphyllum
oxypetalum que generosamente me
regalaron los dueños del ejemplar de otro post.
La flor de una noche –lo
que quedó de ella- fue al herbario y la penca al bote de yogur con un poco de
agua.
Y ahora pasa a
maceta.
Ya contaremos.
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